1.- No es una declaración de amor sino un desahogo fuera de lo normal, le dije.
2.- Para mí es una llamada cualquiera, de un cobarde que no me puede decir las cosas al frente, es como decir nada, me dijo.
3.- Y tú qué sabes de este decir, dices eso porque no tienes que ocultar lo que sientes por respeto a la dignidad y decencia que quieres que otros vean en ti y quiero que tengas, le dije.
4.- Por qué dices que no sé sobre tu decir si ya me dijiste que te gusto, si ya me dijiste que me quieres. Si has dicho que evitas quererme porque puede llegar el punto en que no puedas decirme que no. Son todas palabras de cualquiera, nada que no me hayan dicho antes, ¿es este tu desahogo fuera de lo normal?, no querido, esta es una declaración de amor común y vulgar, me dijo.
5.- Pero a qué viene todo esto, si en el fondo te encanta que me muera por ti, le dije.
6.- No es eso idiota, si serás!, es que eres un niño todavía, jugando a las cartitas, a dejar mensajes en el celular, esas son cojudeces, no hay nada que quede más guardado que tu voz en mi mente, me dijo.
7.- Eso es mierda, si al final me echarás, te irás y no quedará vestigio de lo que te estoy queriendo. Los poemas son eternos, los amores no, le dije.
8.- Los poemas son enternos dices, los poemas rotos que tiras al tacho también?, cojudeces. Además, si así fuera, si los poemas fueran eternos, a su manera serían mediocres también porque si bien dices los amores no son eternos, sí son legendarios, me dijo.
9.- Esta conversación se hubiera resumido en un te quiero o un te quiero besar. Estamos enfrascados en una conversación sin sentido, inservible. Nos alejamos hablando así, queriendo argumentar para tener la razón y no para razonar. Si esto es lo que quieres escuchar, pues ya está, te quiero, es lo que querías no?
10.- ¿Y de qué sirve que me quieras si yo no te voy a querer?, me dijo y yo no supe qué responder.
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