alguna vez escribía te quiero en papel, cuando precisamente no quería querer a nadie y los zumbidos jodidos de toda faceta enamoradora me atormentaban intentando saber si era correcto o no quererte sobre papel y no a la cara, como los machos.
alguna vez escribía te quiero, porque no quiero, quería, decirlo al frente y me mantuve firme en el método cobarde, que es más entretenido y más barato (Fito Páez) pero a la larga tonto e impotente. alguna vez que escribía que te quiero me decía que estas palabras sobre papel no sirven de nada, como las orquídeas sobre el pecho en las fiestas de promo, es un reflejo de la vanidad que nos hacemos sentir los poetas malhechos y malhechores. por eso cuando ahora, por las noches, escribo que te quiero sobre papel lo subrayo porque son las palabras que alguna vez, ocurrirá, diré al frente, sin vergüenza como los sinvergüenzas, sin miedo como los temerarios, sin dinero como mi monedero, como un buen muchacho, como los machos.
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