Celofán. Brillante bajor el sol
como mil espejos de color.
Flor de papel, sin vida en sus pétalos
pero con la belleza de un Rafael,
como un ángel y su luz,
como la luz de neón de cualquier hotel.
Flor de papel celofán, frágil al contacto
y delgada como mis dedos,
cubierta de escarcha y de rocío,
cubierta de amor y odio, calor y frío,
cubierta de su melancolía de papel
de aquellos días
que se veía la lluvia caer.
Flor de papel, a sus quince años,
una chiquilla que anda por las calles
vendiendo estampitas, los sábados humitas,
para mantener a sus hermanas chiquitas.
Flor de papel, hablando con extraños,
una niñita que no tuvo niñez,
una flor que se abrió muy pronto
a ver que el mundo es cruel, feo y soez.
Flor de papel, celofán, sin afán por la vida
y sin vida que gozar,
pero a pesar de todo
al brillar el sol ella sonríe
porque es una flor silvestre de ciudad
porque ella es más fuerte
más fuerte que la tempestad.
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