sábado, 13 de diciembre de 2008

Fin de finales

El dedo se ahorca con la cuerda de una guitarra. Ojalá dice Silvio y un Sabina aguardientoso susurra a dúo con Lola Beltrán que estuve a punto de cambiar tu mundo, de cambiar tu mundo por el mundo mío de J.A. Jiménez. El dedo se ahorca en las cuerdas de algunas guitarras, se turba en un Hotel de California y suelta unas lágrimas con Eric Clapton.



El dedo se ahorca en la cuerda de una guitarra desafinada, esperando por una canción que cante esperanzas al viento y diga que todo saldrá bien mañana, que hoy es un día para dormir y fingir estar muerto, que es mejor estar tirado sin hacer nada a que tirando el mundo no quede nada por hacer. El dedo se aflige bajo unas notas incompatibles y sufre porque no hace melodía sino ruido y, torpe, no quiere tocar más.



La mano adormecida sabe que el espectáculo ha terminado, muchas gracias, pocas palmas y a recoger todo del estrado. El dedo se ahorca con la cuerda de una guitarra, una mala noche y a dormir temprano porque el show debe continuar otro día, la música no tiene la culpa sino estos dedos suicidas, la música es vida, una vida que mis dedos no saben continuar.

Guitarra al hombro bajo las escalinatas y saludo a mis amigos, todos saben que me voy a casa, es tarde y este dedo que quería rock, ya murió.

No hay comentarios: