dicen que dan cien minutos por cincuenta céntimos. dicen que se habla una eternidad al teléfono. dicen que aunque no se pueda besar, se puede dejar el alma al auricular...
y eso dicen pero yo no lo sé, porque me paso los cien minutos esperando a que contestes, y no, no contestarás.
sábado, 28 de marzo de 2009
domingo, 22 de marzo de 2009
Feo
"Sigues pensando que yo tengo la culpa"
Ella
No.
Usted piensa que yo soy un despechado vengador de las causas justas y de los amores desdichados, un asesino a sueldo y sin pudor. No. Usted piensa que yo soy un poeta difamador.
No.
Usted piensa que soy un cobarde que habla a sus espaldas, un periodista que vive de contar chismes acerca de usted. No. Usted piensa que soy un aficionado de la masturbación y la espío esperando a que se quede desnuda en la ventana.
No.
Usted piensa que yo la odio, señorita. Y no.
Yo soy el alma sin rencores, sólo un asesino de piojos y liendres, un poeta fracasado y un canciller de la irrealidad.Y sí. Usted tiene toda la culpa.
sábado, 21 de marzo de 2009
Tirado (feo)
"Me muero por estar contigo
me muero por volverte a ver
me muero por besar tu boca
tu boca que tanto esperé"
Silvana Di Lorenzo
Me muero por vivir estos dos segundos contigo, esta visión envolvente que comienza en mis ojos y termina donde yo no sé porque tu imagen me recorre de pies a cabeza y así otra vez.
Me muero por vivir y vivo para escribir estas cosas, y estas cosas... ay, estas cosas me matan...
miércoles, 18 de marzo de 2009
Tirado (feo)
quisiera ser un poeta marinero e irme de viaje a mirar como un imbécil el mar, deseando regresar para volver a ver a alguna amante que se deja en cada muelle, de esas que te consuelan tras fornicar porque uno se pone a llorar recordando a la amada que dejó en el primer puerto.
quisiera ser un poeta marinero, de esos que cogen tres prendas y se hacen a la mar pensando que escaparán de todo y se sentirán libres. imbéciles pues, porque los barcos son una cárcel con buena vista y puta adentro.
quisiera ser un poeta marinero y contarle a las gaviotas
cuanto te quiero, cuanto te quiero.
quisiera ser un poeta marinero y enviarte, en una botella,
todos mis poemas y un lapicero.
jueves, 12 de marzo de 2009
No me gustan
- No me trajiste chocolates
- Y, ¿para qué quieres chocolates que no te vas a comer?, los vas a regalar porque te engordan.
- Pero es el detalle.
- No es el detalle, es el hecho de que no te voy a regalar algo para ti cuando no será para ti. ¿Acaso tú me darías un reloj para que lo use mi hermano?
- Idiota, el reloj que te regalé, lo usa tu hermano.
- Pero si sabías que yo no uso reloj. Osea, es tan simple, no me regales algo que no quiero y si quieres, porque te será más cómodo, no me regales nada que tengas que comprar que yo me puedo comprar todo lo que quiero tener.
- Ay, pero eres desesperante.
- Y claro que lo soy, te advertí antes de que empezáramos a salir, te voy a volver loca en un mes o dos, porque yo estoy loco y esas huevadas se contagian.
- Pero, no sé, pudiste habérmelo devuelto.
- Entonces no hubiera sido regalado. Yo que sé, además ya fue, no entiendo porque nos complicamos por las huevas. Siempre tenemos problemas como estos por tonterías que no me gusta discutir a mí pero que para ti significan algo que yo no puedo descifrar por más que intento, si pudiera ser como quieres que sea intentaría parecerme un poco a ese yo que quieres de mí sin alejarme del yo que soy.
- Olvídalo, nunca entenderás.
- Lo siento.
- Lo siento, lo siento. Así no arreglas nada!
- Y bueno, gritándome tampoco es que arregles mucho. Deberíamos sentarnos y conversar tranquilos, no he venido a pelear contigo sino a pasar un buen rato, cariñoso y amable.
- Es que las cosas no son tan fáciles.
- Epa!, tampoco son tan difíciles. Lo que estás haciendo es maximizar un detalle minúsculo. ¿Querías que te trajera regalo?, está bien, mañana te traigo uno y ya está.
- Ay! no es eso, no me traigas ni mierda, era hoy que tenías que regalarme.
- Pero hoy no te traje nada, ¿qué solución hay?
- En verdad, eres medio imbécil o simplemente quieres desesperarme, pero no voy a caer eh.
- Caer en qué monga, yo no quiero discutir. Sólo, yo no soy de los que regalan cosas por cada mes, es más, ni me acuerdo qué mes cumplimos.
- Cómo no te vas a acordar, hoy cumplimos tres meses de enamorados, tres!
- ¿Tres?, con razón ya te volví loca. Pero tres de qué, ¿desde que comenzamos?. No seas tonta, no voy a estar pendiente del día en que comenzamos y recordarlo cada mes como un idiota, el día en que comenzamos fue un día que ya pasó y fue chevere, bonito, lo que quieras pero ya pasó. Si viviera pensando en esas tonterías te tendría que decir, no sé, que antes de ayer se cumplió un mes desde que te presenté a mis padres, fácil dentro de cuatro días se cumple dos meses desde que nos acostamos y posiblemente ya vayamos a cumplir dos años de conocernos. ¿Ves a lo que me refiero?
- No
- Que no importan las fechas en las que ocurrieron las cosas, importa que ocurrieron y ya.
- Ok.
- ¿Eso es?
- Que ok, que ya entendí.
- Entonces, ¿no seguimos discutiendo?
- Ya no.
- Entonces, vamos a la sala, descansemos y veamos una película.
- ¿Por qué no vamos al cine?
- Porque compré una película para verla acá, que es más barato, más cómodo y puedo dormirme sin incomodar a nadie.
- ¿Te vas a dormir?
- Y claro, si hoy trabajé horas extras, estoy algo cansado cariño.
- Siempre estás cansado.
- Y tú cansándome más.
- Ahora estás cansado de mí también.
- ¿Y cómo no, si salimos de una discusión para entrar en otra?
- Ok, olvídalo. Ni rosas pudiste traerme.
- No me gustan las rosas.
- No es que te tengan que gustar a ti, es que me tienen que gustar a mí.
- No me exprese bien. No me gusta regalar rosas.
- Pero a mí me gustaría recibirlas.
- Pues, no quiero ser cruel aunque esto suene así, pero entonces busca a alguien que te regale rosas, yo no lo voy a hacer, no me gusta regalarlas, todo el mundo lo hace. Hace poco te regale una maceta enorme con girasoles.
- No es lo mismo.
- Por supuesto que no es lo mismo, los girasoles son miles de veces más bellos.
- Pero yo quiero rosas!
- Y yo quisiera dejar de discutir, pero no siempre se obtiene lo que uno quiere querida.
- No te aguanto más.
- (desconcierto) Me sorprende que lo digas, no sabía que tenías que aguantarme, porque esto de estar no se trata de tener que aguantarse cariño. Yo disfruto, en cambio, cuando estás a mi lado.
- Oye, ehmm, no sé si me arrepentiré de esto, pero creo que sería bueno darnos un tiempo para que recapacitemos si en verdad nos conviene seguir juntos.
- ¿Estás segura?
- Sí, ya sé que no crees en eso de darse un tiempo, y también sé que cuando terminas con alguien no piensas nunca en volver, pero será lo mejor.
- No me gustan tus métodos, pero si eso te hace bien, procedamos.
- ¿Así no más?
- Sí, hay cosas que quieres que yo puedo aceptar, hay otras que no. Esta es de las que sí cariño.
- No me gusta la simpleza con lo que te tomas esto.
- A mí me gustaría irme a mi pieza, descansar y seguir con mi vida.
- Sin mí.
- Sólo si tú quieres.
- ¿Y tú quieres?
- Claro que quiero, lo que no quiero es que sigamos con estas cojudeces, yo no soy la persona que tú soñaste, sólo soy la persona que quieres. Sabiendo esto, podrás elegir si seguir juntos o no.
- ¿Y tú?
- A mí no me gustan esas decisiones, tómalas tú.
- Y, ¿para qué quieres chocolates que no te vas a comer?, los vas a regalar porque te engordan.
- Pero es el detalle.
- No es el detalle, es el hecho de que no te voy a regalar algo para ti cuando no será para ti. ¿Acaso tú me darías un reloj para que lo use mi hermano?
- Idiota, el reloj que te regalé, lo usa tu hermano.
- Pero si sabías que yo no uso reloj. Osea, es tan simple, no me regales algo que no quiero y si quieres, porque te será más cómodo, no me regales nada que tengas que comprar que yo me puedo comprar todo lo que quiero tener.
- Ay, pero eres desesperante.
- Y claro que lo soy, te advertí antes de que empezáramos a salir, te voy a volver loca en un mes o dos, porque yo estoy loco y esas huevadas se contagian.
- Pero, no sé, pudiste habérmelo devuelto.
- Entonces no hubiera sido regalado. Yo que sé, además ya fue, no entiendo porque nos complicamos por las huevas. Siempre tenemos problemas como estos por tonterías que no me gusta discutir a mí pero que para ti significan algo que yo no puedo descifrar por más que intento, si pudiera ser como quieres que sea intentaría parecerme un poco a ese yo que quieres de mí sin alejarme del yo que soy.
- Olvídalo, nunca entenderás.
- Lo siento.
- Lo siento, lo siento. Así no arreglas nada!
- Y bueno, gritándome tampoco es que arregles mucho. Deberíamos sentarnos y conversar tranquilos, no he venido a pelear contigo sino a pasar un buen rato, cariñoso y amable.
- Es que las cosas no son tan fáciles.
- Epa!, tampoco son tan difíciles. Lo que estás haciendo es maximizar un detalle minúsculo. ¿Querías que te trajera regalo?, está bien, mañana te traigo uno y ya está.
- Ay! no es eso, no me traigas ni mierda, era hoy que tenías que regalarme.
- Pero hoy no te traje nada, ¿qué solución hay?
- En verdad, eres medio imbécil o simplemente quieres desesperarme, pero no voy a caer eh.
- Caer en qué monga, yo no quiero discutir. Sólo, yo no soy de los que regalan cosas por cada mes, es más, ni me acuerdo qué mes cumplimos.
- Cómo no te vas a acordar, hoy cumplimos tres meses de enamorados, tres!
- ¿Tres?, con razón ya te volví loca. Pero tres de qué, ¿desde que comenzamos?. No seas tonta, no voy a estar pendiente del día en que comenzamos y recordarlo cada mes como un idiota, el día en que comenzamos fue un día que ya pasó y fue chevere, bonito, lo que quieras pero ya pasó. Si viviera pensando en esas tonterías te tendría que decir, no sé, que antes de ayer se cumplió un mes desde que te presenté a mis padres, fácil dentro de cuatro días se cumple dos meses desde que nos acostamos y posiblemente ya vayamos a cumplir dos años de conocernos. ¿Ves a lo que me refiero?
- No
- Que no importan las fechas en las que ocurrieron las cosas, importa que ocurrieron y ya.
- Ok.
- ¿Eso es?
- Que ok, que ya entendí.
- Entonces, ¿no seguimos discutiendo?
- Ya no.
- Entonces, vamos a la sala, descansemos y veamos una película.
- ¿Por qué no vamos al cine?
- Porque compré una película para verla acá, que es más barato, más cómodo y puedo dormirme sin incomodar a nadie.
- ¿Te vas a dormir?
- Y claro, si hoy trabajé horas extras, estoy algo cansado cariño.
- Siempre estás cansado.
- Y tú cansándome más.
- Ahora estás cansado de mí también.
- ¿Y cómo no, si salimos de una discusión para entrar en otra?
- Ok, olvídalo. Ni rosas pudiste traerme.
- No me gustan las rosas.
- No es que te tengan que gustar a ti, es que me tienen que gustar a mí.
- No me exprese bien. No me gusta regalar rosas.
- Pero a mí me gustaría recibirlas.
- Pues, no quiero ser cruel aunque esto suene así, pero entonces busca a alguien que te regale rosas, yo no lo voy a hacer, no me gusta regalarlas, todo el mundo lo hace. Hace poco te regale una maceta enorme con girasoles.
- No es lo mismo.
- Por supuesto que no es lo mismo, los girasoles son miles de veces más bellos.
- Pero yo quiero rosas!
- Y yo quisiera dejar de discutir, pero no siempre se obtiene lo que uno quiere querida.
- No te aguanto más.
- (desconcierto) Me sorprende que lo digas, no sabía que tenías que aguantarme, porque esto de estar no se trata de tener que aguantarse cariño. Yo disfruto, en cambio, cuando estás a mi lado.
- Oye, ehmm, no sé si me arrepentiré de esto, pero creo que sería bueno darnos un tiempo para que recapacitemos si en verdad nos conviene seguir juntos.
- ¿Estás segura?
- Sí, ya sé que no crees en eso de darse un tiempo, y también sé que cuando terminas con alguien no piensas nunca en volver, pero será lo mejor.
- No me gustan tus métodos, pero si eso te hace bien, procedamos.
- ¿Así no más?
- Sí, hay cosas que quieres que yo puedo aceptar, hay otras que no. Esta es de las que sí cariño.
- No me gusta la simpleza con lo que te tomas esto.
- A mí me gustaría irme a mi pieza, descansar y seguir con mi vida.
- Sin mí.
- Sólo si tú quieres.
- ¿Y tú quieres?
- Claro que quiero, lo que no quiero es que sigamos con estas cojudeces, yo no soy la persona que tú soñaste, sólo soy la persona que quieres. Sabiendo esto, podrás elegir si seguir juntos o no.
- ¿Y tú?
- A mí no me gustan esas decisiones, tómalas tú.
domingo, 8 de marzo de 2009
Tirado
Hay locura en mis palabras, una que ni yo mismo entiendo. Hay una locura sana, de esas que te tumban a carcajadas y hay una maligna, de esas que te encierran en una incertidumbre infinita buscándole el por qué a las cosas.
De la sana me queda solo la sonrisa y unas frases que repito con nostalgia preguntándome qué es lo que ha cambiado de unos cinco años atrás hasta hoy. De la maligna, que me atormenta, me queda todos los días la duda si me liberaré de estas cuestiones que no tienen respuesta y estas respuestas que no son las que he buscado ni ayer ni hoy.
De esta locura, enferma, me cuelgo para justificar mi estupidez. La uso como escudo para las críticas y me alimenta cuando no tengo nada que decir. De esta locura, enferma, me quedan páginas enteras de alucinaciones y sueños venidos a menos que nunca quise se hicieran realidad, teniendo que huir de la posibilidad de que estas narcoticidades llegarán a mi vida antes que yo.
De esta locura sé, creo, que me sostengo a diario, porque dentro de todo este mundo paralelo que ha crecido en mi cabeza las cosas tienen sentido. En la razón y la realidad, en cambio, las cosas van en el sentido contrario. De esto resulta que yo no sepa a dónde ir, a donde encuentro sentido o a donde el mundo se hace inentendible y, en la duda, me quedo parado.
De la sana me queda solo la sonrisa y unas frases que repito con nostalgia preguntándome qué es lo que ha cambiado de unos cinco años atrás hasta hoy. De la maligna, que me atormenta, me queda todos los días la duda si me liberaré de estas cuestiones que no tienen respuesta y estas respuestas que no son las que he buscado ni ayer ni hoy.
De esta locura, enferma, me cuelgo para justificar mi estupidez. La uso como escudo para las críticas y me alimenta cuando no tengo nada que decir. De esta locura, enferma, me quedan páginas enteras de alucinaciones y sueños venidos a menos que nunca quise se hicieran realidad, teniendo que huir de la posibilidad de que estas narcoticidades llegarán a mi vida antes que yo.
De esta locura sé, creo, que me sostengo a diario, porque dentro de todo este mundo paralelo que ha crecido en mi cabeza las cosas tienen sentido. En la razón y la realidad, en cambio, las cosas van en el sentido contrario. De esto resulta que yo no sepa a dónde ir, a donde encuentro sentido o a donde el mundo se hace inentendible y, en la duda, me quedo parado.
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